Las lesiones cerebrales traumáticas provocadas por colisiones de vehículos de motor pueden variar en gravedad. Una conmoción cerebral es un ejemplo de lesión cerebral traumática leve que suele resolverse por sí sola. Los traumatismos craneoencefálicos también pueden ser moderados o graves.
Dado que el cerebro controla todas las funciones del cuerpo y de la mente, los síntomas de una LCT pueden variar en función de las zonas del cerebro afectadas. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades describen algunos de los tipos de síntomas que puede causar una LCT de moderada a grave.
Los daños cerebrales causados por una LCT pueden afectar a la forma de actuar del paciente. Puede volverse más impulsivo de lo normal y tener dificultades para controlar su comportamiento. Un paciente con una LCT de moderada a grave también puede mostrar cambios en su personalidad.
Una LCT de moderada a grave puede causar síntomas de depresión y tristeza, así como ansiedad o nerviosismo. Puede provocar un aumento de los sentimientos de agresividad o ira, o puede dar lugar a un estado emocional general exacerbado.
Una persona con una LCT de moderada a grave puede experimentar problemas de equilibrio y coordinación que dificulten los movimientos intencionados. El daño nervioso puede debilitar las piernas y los brazos, lo que también puede impedir el movimiento.
Los problemas auditivos y visuales son efectos comunes de las LCT. Sin embargo, la lesión puede provocar cambios en cualquiera de los sentidos, incluidos el tacto, el gusto o el olfato, dependiendo de la zona del cerebro afectada.
Una LCT puede afectar a la capacidad del paciente para pensar y procesar información. En particular, puede causar problemas para concentrarse y pensar con claridad. Puede afectar a la capacidad del paciente para aprender y recordar información y para comunicarse con los demás.
Si la LCT es de moderada a grave, estos síntomas pueden ser permanentes.