Cada año se producen cientos de accidentes de tráfico por conducir bajo los efectos del alcohol. Aunque interponer una demanda El objetivo principal debe ser evitar que se produzcan accidentes de este tipo. La primera forma de hacerlo es aplicar leyes estrictas contra la conducción bajo los efectos del alcohol. Es ilegal que una persona con una tasa de alcoholemia superior a 0,08% conduzca un vehículo. Si una persona es menor de 21 años, no puede conducir un vehículo si hay algún rastro de alcohol en su organismo. Esta ley ha evitado muchos accidentes desagradables causados por conductores ebrios.
Los controles de alcoholemia son otra forma importante de asegurarse de que los conductores no están ebrios. Queda a discreción de la policía decidir a quién parar y hacer pruebas para detectar posibles casos de embriaguez. Un dispositivo de bloqueo de encendido que se ha instalado en el coche puede medir el alcohol en el aliento del conductor. Si se descubre que el conductor tiene una tasa de alcoholemia superior a 0,02%, el coche no arrancará. Esta estrategia suele emplearse para tratar con personas que han sido condenadas por conducir ebrias en el pasado.
Algunos estados emplean intervenciones multicomponente en las que se combinan muchas políticas para prevenir la conducción bajo los efectos del alcohol. Para que estos programas funcionen, es esencial movilizar a toda la comunidad para que participe en el diseño y la aplicación de la política. También es importante realizar campañas en los medios de comunicación. Esto ayuda a concienciar sobre los peligros de la conducción bajo los efectos del alcohol y anima a la gente a no caer en esta práctica. Asegurarse de que las penas impuestas por conducir bajo los efectos del alcohol sean severas también disuadirá de futuras infracciones.
La policía tiene derecho a revocar o suspender un permiso de conducir si se comprueba que su nivel de alcoholemia es demasiado alto o si el conductor se niega a someterse a las pruebas. El permiso puede suspenderse permanentemente o durante un mínimo de 90 días. La práctica de controles de alcoholemia puede dar lugar a momentos de aprendizaje. Estos pueden servir para identificar a las personas que corren el riesgo de tener problemas con el alcohol y proporcionarles la ayuda que necesitan. Estos servicios deberían estar disponibles en hospitales, universidades y otros entornos. También pueden elaborarse programas educativos en las escuelas para enseñar a los adolescentes los peligros de conducir bajo los efectos del alcohol.