Probablemente te hayan dicho que tienes que poner las manos en el volante a las "diez y dos". Fue un consejo común durante décadas, y sólo significa imaginar el volante como un reloj y sujetarlo donde estarían las posiciones de las diez y las dos. Es un consejo que se daba a millones de estudiantes, año tras año.
También está anticuado.
El problema es el airbag. La idea de 10 y 2 surgió mucho antes que los airbags, y funciona bien para ayudarte a mantener el control del coche. Sin embargo, ahora que el airbag sale disparado por la parte delantera del volante en caso de accidente, puedes sufrir lesiones graves. Tus propias manos podrían golpearte en la cara, por ejemplo, o el airbag podría romperte los dedos.
Sigue siendo prudente tener las dos manos en el volante. Pero en lugar de ponerlas cerca de la parte superior, pon las manos más abajo o en los bordes exteriores. De este modo, el airbag tiene espacio para desplegarse en caso necesario.
Después de todo, está muy claro que puedes conducir de forma impecable y aun así verte implicado en un accidente. Si es otro conductor el que provoca el accidente, no tendrás apenas aviso y todo ocurrirá en una fracción de segundo. Tienes que colocar los brazos constantemente para estar lo más seguro posible en caso de accidente. No te confíes. Podrías conducir durante años sin incidentes y luego ser atropellado cuando alguien se salta un semáforo en rojo o envía mensajes de texto mientras conduce.
Si se lesiona en ese accidente, puede tener derecho a buscar una compensación económica por sus lesiones y pérdidas. Cuando otra persona comete un error, no deberías tener que cargar con las consecuencias económicas.