La fatiga del conductor puede ser un problema grave en las carreteras. Hay recursos legales disponibles para ayudar a las víctimas que resulten perjudicadas, por lo que las víctimas deben obtener respuestas a sus preguntas legales.
La fatiga del conductor, o la conducción somnolienta, es un grave peligro en las carreteras de todo el país y puede provocar accidentes graves. La conducción somnolienta se produce cuando un conductor no ha dormido lo suficiente; también puede referirse a la fatiga que resulta de un conductor que está sobrecargado de trabajo, tiene un trastorno del sueño no tratado, está tomando ciertos medicamentos o ha estado bebiendo alcohol. Aunque quedarse dormido al volante es ciertamente peligroso, conducir demasiado cansado para manejar con seguridad un vehículo también puede tener graves consecuencias.
Conducir con somnolencia puede hacer que los conductores sean menos capaces de prestar atención a la carretera; reduce sus tiempos de reacción si necesitan responder de repente, como frenar o girar el volante; y puede afectar a la capacidad del conductor para tomar buenas decisiones. Un tiempo de reacción reducido puede ser una grave preocupación para cualquier conductor y un peligro para aquellos con los que comparte la calzada. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades informan de que aproximadamente uno de cada 25 conductores afirma haberse quedado dormido al volante en los últimos 30 días.
Los peligros de la conducción somnolienta y la fatiga del conductor son reales. La Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en Carretera estimó que, en 2013, 72.000 accidente de tráficos, 44.000 heridos y 800 muertos se debieron a la somnolencia al volante. Es posible que hasta 6.000 accidentes de coche mortales sean causados cada año por la fatiga del conductor. Las víctimas lesionadas en accidentes de coche por un conductor somnoliento u otro conductor negligente deben estar familiarizados con los recursos legales disponibles para ayudarles a recuperar los daños que han sufrido.